Por toda una vida nos han llevado de un lado a otro y han sido el soporte de nuestro peso; los encargados de nuestro equilibrio corporal. Evitan que nos caigamos al caminar y las lesiones en rodillas y tobillos al caminar. ¡Vaya responsabilidad y exigencias para nuestros pies!
Los pies te pueden alertar sobre problemas sistémicos, tales como: diabetes, problemas del corazón y de circulación en las extremidades, entre otros, que se pueden manifestar en dolor al caminar, hinchazón de pies y piernas, dolor en las distintas articulaciones, deformidad de los pies y dedos, así como los cambios en la coloración de la piel y las uñas
Problemas comunes
- Los ligamentos son más laxos y la estructura ósea del pie se comienza a deformar, lo que provoca cambios artríticos de las coyunturas de ambos pies y rodillas, resultando en una estructura que no soporta bien ya el peso del cuerpo ni puede adaptarse a un calzado de material plástico que no se acomoda al pie.
- Se afectan las áreas de presión sobre los dedos, que dejan de ser rectos, y se ponen encorvados.
- El poco espacio de los dedos en el zapato causa que las uñas se desprendan y se infecten con hongos que, a su vez, las deforma.
- Dolores en el área del arco del pie o en la parte de afuera del pie.
- Un calzado estrecho para los pies, causa áreas de fricción, úlceras, tendinitis, pérdida de movimiento y depresión menor, al no poder funcionar al nivel que quisieran.
- Cambios en el color de la piel, como eritema o enrojecimiento del área de los pies. También cambios a color púrpura o ennegrecimiento del área, y adelgazamiento de los dedos junto con la pérdida de piel, pueden ser presentaciones de enfermedad cardiovascular o de insuficiencia arterial.
- Edema o hinchazón en el pie pueden indicar problemas cardiacos o de infección en la piel, en especial si además de hinchazón hay enrojecimiento del pie, fiebre y dolor al usar la extremidad.
- Mujeres que usan zapatos sin taco alguno, padecen de dolor en la parte posterior del talón, debido al tendón de Aquiles acortado, luego de años usando zapatos de más de dos pulgadas de alto.
- Quemazón en la bola del pie (debajo de la base de los dedos). Surge la merma en el colchón de grasa que debe tenerse allí y las cabezas de los metatarsos están ampliamente expuestas. Por tanto, el utilizar chanclas de suela dura y finita, así como zapatos de suela muy fina, resultará en una sensación de quemazón en el antepié, como resultado de la presión y fricción a la que fue sometida el pie.
Grupos más afectados
– Condiciones artríticas: Quienes padecen de osteoartritis o artritis reumatoidea, pueden sufrir de muchas deformidades en los pies, tales como: juanetes (Hallux Abducto Valgus), dedos de martillos y sobrehuesos.
Muchas de estas deformidades van a impedir que el paciente se pueda calzar adecuadamente, y le van a ocasionar mucho dolor al usar calzado, especialmente cerrados.
– Diabéticos: Si el paciente ha sido diabético por muchos años, es muy probable que haya disminuido considerablemente la circulación y la sensación hacia los pies. Esto va a ocasionar que aquellos con deformidades en los pies y que usen calzados inadecuados o caminen descalzos, desarrollen úlceras en los pies, exponiéndolos a posibles serias infecciones y/o amputaciones.
– Pérdida de circulación, hidratación de los pies y baja en el sistema inmune.
– Pérdida de la grasa que “acolchona” la planta de los pies. Eso puede ocasionar mucho dolor al pisar y en otros pacientes pudiera ocasionar una resequedad severa que pudiera llevar la piel a agrietarse y causar dolorosas fisuras.
Rutina diaria
Según envejecemos y en especial si ha habido cambios en nuestro peso, nuestra pisada o la manera en que caminamos cambia. Por lo tanto, es importante evaluarlo con regularidad.
- Luego de bañarte, sécate suavemente el pie con una toalla seca o hasta con papel toalla para evitar hongos, en especial entre los dedos.
- Examina la planta del pie, los dedos y las uñas. Utiliza un espejo si tienes dificultad en verte bien debajo del pie o pídele a algún familiar que te ayude.
- Verifica si hay áreas de trauma al caminar, si parte del pie o los dedos rozan con la parte interior del zapato, si las uñas cambian de color o si tienes algún cayo o abrasión en dedos o la planta del pie.
- Examina el zapato por dentro y por fuera para ver por dónde se gasta la suela o si hay áreas de desgaste dentro del zapato. Esto pudiera indicar si hay áreas de trauma del pie.
- Mantén la piel bien hidratada. Aplicarte humectante todos los días previene la resequedad.
- Permanece bien hidratado consumiendo un buen aporte de líquidos.
- Ir al podiatra por lo menos de dos a tres veces al año, para el cuidado de las uñas y evaluar la pisada, pues cuando la pisada cambia se afecta la rodilla y hasta las caderas.
Uso de calzado apropiado
Esto no significa que debes ponerte zapatos que no te gusten, sino que los zapatos a utilizar te queden bien. Usa un calzado de acuerdo con tu anatomía, las actividades que realices, la temperatura ambiental, la cultura e idiosincracia.
- Que sea de tu tamaño, o sea, que tu pie se encuentre por la parte de adentro de las costuras de la suela y que tus dedos se puedan mover dentro del zapato.
- Deben ser anchos (para lidiar con la hinchazón en los pies), acojinado y bien flexible.
- Evita el calzado muy duro y rígido, y caminar descalzo.
- A las damas, sus tacones por el diseño les deben ajustar en el talón y en el ante pie, pero no le deben quedar muy ajustados.
Prevención
Cuidar de tu salud en general es el mejor consejo médico, pues pacientes saludables con mucha posibilidad van a gozar de pies saludables también.
Es importante que, si padeces de alguna condición de los pies, no dejes de visitar a tu médico podiatra más cercano.
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